viernes, 7 de marzo de 2014

La pesca como experiencia



Mi aitona (abuelo) era un pescador fabuloso con muchos años de oficio. Aguantaba en la mar durante horas en su barco pesquero (Attalya), hasta lograr las capturas que él junto a los demás marineros veían convenientes.Un día, mi padre, intrigado, decidió ir a ver lo que era pescar en el Attalaya. Poco le faltó para convertir esa experiencia puntual en su mayor hobby. Tras varios días disfrutando de la pesca con mi abuelo descubrió algo que a día de hoy le sigue fascinando. Se compró  una "txalupa" y es esta su aliciente de fin de semana.
Desde que era joven, disfrutaba pescando "arraitxikis", muxarras, atunes... Y esta, es una de las razones por las que en mi casa nunca ha faltado pescado fresco. Hondarribia es una ciudad de tradición pesquera brillante, y yo lo vivo muy de cerca en mi familia y en mi casa desde que di mis primeros pasos.


ATTALAYA

Para mi padre no hay nada como pescar en familia. Recuerdo un día en el que yendo a por atunes; yo llevaba el timón, mi madre tomaba el sol en la proa y tanto mi padre como mis hermanos  pasaban las horas pendientes de que picara el atún. Era un auténtico cuadro de familia. Siempre me acordaré de esos veranos repletos de comiditas en la "txalupa" (barco), mientras nos tostábamos al sol y alguno de nosotros se daba un chapuzón. Las horas parecían segundos.

A día de hoy, mi padre sigue yendo a pescar los días de invierno con sus amigos, y es capaz de tirarse horas y horas en el barco. Sé que pescar es su forma de desconectar del trabajo, algo que le tranquiliza. Cuando me despierto y veo que mi padre ha salido a la mar, voy corriendo al puerto a recibirle y a ver que es lo que ha pescado esta vez.  Es algo con lo que he crecido y algo con lo que seguiré creciendo.

Foto desde el Jaizkibel

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